jueves, 7 de junio de 2007

Articul-articulo del ABC

La Generalitat financia a una asociación aragonesa que rechaza que Lérida devuelva los «bienes de la Franja»
21-3-2006 02:50:57

EFE Bargalló y el presidente de la Generalitat, Pasqual Maragall, ayer en un acto
ROBERTO PÉREZ

ZARAGOZA. La Generalitat cuenta entre su nómina de entidades subvencionadas a asociaciones aragonesas. En concreto, a una plataforma que agrupa a entidades catalanistas radicadas en Aragón e integrada por habitantes de comarcas aragonesas limítrofes con Cataluña. Se trata de la «Institució Cultural de la Franja de Ponent», que el año pasado recibió una subvención de 40.000 euros de la Consejería que dirige Josep Bargalló, de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC).

El propio nombre deja claro el sentimiento catalanista de la plataforma. Hablar de Franja de Poniente es mirar estos territorios desde Cataluña, no desde Aragón. Estas comarcas aragonesas son el poniente para Cataluña, porque miradas en el mapa de la Comunidad aragonesa están en su oriente.

Esta plataforma tampoco oculta tales planteamientos. En su página web aparece claramente el mapa de los «Países Catalanes» y, como parte de ellos, estas comarcas aragonesas en las que tienen su campo de acción. Y no son extrañas las fotografías de miembros de la asociación participando en actos en los que ondea la bandera del independentismo catalán.

Campaña en marcha

Entre sus últimas acciones está el rechazo a que los bienes artísticos que pertenecen a parroquias de la Diócesis oscense de Barbastro-Monzón y que retiene el Museo de Lérida salgan de la capital ilerdense. La «Institució Cultural de la Franja de Ponent» tiene su sede central en Calaceite (Teruel), cuenta con instalaciones en esta misma comarca -Matarraña- y en la del Bajo Cinca, y su expansión le llevará este año a abrir otra en la comarca de La Litera, en concreto en la localidad oscense de Tamarite. En estos momentos mantiene viva una campaña en contra de que se cumplan las sentencias vaticanas y el Obispado de Lérida devuelva a Barbastro-Monzón estas 113 obras de arte conocidas como «bienes de la Franja», después de diez años de litigios.

El origen del conflicto está en que, durante siglos, las parroquias aragonesas a las que pertenecen esas obras de arte estaban incluidas en la Diócesis de Lérida. Hace más de diez años el mapa eclesiástico se adaptó al administrativo y esas parroquias pasaron a depender de una diócesis de su propia Comunidad autónoma, de Aragón.

El portavoz de la «Institució Cultural de la Franja de Ponent», Guillem Chacó, explicó ayer a ABC la postura de esta plataforma. «Nuestro primer deseo es que las obras fueran a parar a un municipio de la Franja, como Fraga, Tamarite o Benabarre, de administración aragonesa, pero siempre bajo la tutela del Museo de Lérida para mantener el principio de unidad museística que establece la Unesco. Pero esto no es así, porque el Obispado de Barbastro-Monzón hizo firmar la renuncia de las obras de arte a esas parroquias de origen. Así que, si no están en la Franja, pedimos que estén en nuestra capital natural, que es Lérida».

Parte de los «Países Catalanes»

Guillem Chacón matizó que este es un planteamiento de «Países Catalanes» como «territorio cultural» y que, como tal, defienden que sean consideradas las comarcas aragonesas de la Franja. La cuestión política quedaría al margen, aunque reconoce que en el seno de esta plataforma aragonesa hay una parte «que defendería la integración en Cataluña».

A su juicio, «el Obispado de Barbastro-Monzón es artificial» y subrayó que, «por ejemplo, la gente de Fraga (Aragón) para nada va a Barbastro, va a Lérida» por su proximidad y por lo que esta coordinadora entiende que es la relación natural de las gentes de esta zona de Aragón.

Una perspectiva catalanista que rechazan otras asociaciones de las comarcas orientales de Aragón, caso de la Federación de Asociaciones Culturales del Aragón Oriental, que lleva años denunciando que, tras esta actividad pro-catalanista, se encuentra una voluntad de integrar a esta parte de Aragón en Cataluña, respaldada por la política «exterior» del nacionalismo catalán y sustanciada, por ejemplo, en las subvenciones concedidas desde la Generalitat.

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